El público respondió de manera desbordante a la llamada de Fe que hacía Córdoba, en una tarde donde los termómetros se dispararon y era casi imposible recorrer el casco antiguo de Córdoba.
La procesión Magna cumplió las expectativas de manera mas que notable, dejando aún así entrever una carencia en cuanto a nivel organizativo se refiere, ya que el centro de Córdoba se convirtió en una auténtica ratonera, pero gracias a Dios, no hubo que lamentar ningún accidente serio y se pudo disfrutar de la gran calidad en cuanto a cofradías, imaginerías, cuadrillas, etc, nos ofrece Córdoba cada semana santa.
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