"Madrugá", noche de esperanza, de sentimiento, de fe. De emociones a flor de piel. Una noche que se esperaba plena y que una vez más, las inclemencias meteorologicas echaban a perder.
Tres de la madrugada. La gente se agolpa a la puerta del Camarín. Los que ya no caben, van acomodándose en los Cantones y extendiéndose hasta la Merced. Se pasa frío, pero no importa.
Unas pequeñas nubes dejan caer unas pequeñas gotas minutos antes de iniciarse el cortejo, pero no importa. Las puertas se abren y pueblo espera al Nazareno, a su Nazareno.
La cruz guía echa a andar. Hileras interminables de hermanos señalan el camino a "La Verónica" con una alfombra de luz y el Santo Rostro se dirige hacia el antiguo Jaén.
La hermandad continúa itinerario y los nervios se disparan. Ahora sale Él, el Señor. Y como la impaciencia es mutua, Jesús sale a encontrarse con su gente a no mucho tardar.
Los !Vivas¡ estallan la Carrera de Jesús y el eco se extiende a cada rincón. "El Abuelo está en la calle", se comenta en la Merced.
Una hora más tarde, una nube aislada se coloca sobre la zona de los barrios viejos y descarga una fina llovizna que se intensifica por momentos. Momentos de confusión se desatan. Las puertas de la Merced se abren para una posible retirada, la gente sube del Camarín a la Merced y otros tantos en sentido inverso. Llueve, pero no importa, mojarse no importa si "El Abuelo" está en la calle.
Jesús avanza y Sta Marcela le señala el camino. Enfilan calle Maestra y los hermanos, que previsores cubrieron al Señor, ahora que no llueve lo despojan de su palio de plastico. Hasta la Catedral retumban los aplausos.
El Nazareno saluda a su pueblo en Sta. María. Su madre no ha venido a por Él, pero no importa. Sabe que sus hermanos le llevarán hasta ella y pondrán rumbo a casa. Y que nunca caminará solo.
Llueva, truene o granice, Jaén caminará con "El Abuelo".
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