Domingo de Resurrección. El cielo encapotado y el agua cae sobre la ciudad.
Esta vez las opciones eran claras. Había que quedarse en casa. El tiempo no iba a dar tregua.
Jesús Resucitado esperaba ascender a los cielos de Jaén y que corriera la voz. Sin embargo fué algo más silencioso y el tiempo restaba cierta alegría a la fiesta. Aun así, cierto era: !Jesús ha resucitado¡
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